Cómo empieza todo...
Yo no fuí, fue el gato |
Aquí esbozamos cómo una reacción común puede tornarse, comprensiblemente, en un evento que le produce ansiedad al perro. Tú consigues un cachorro y lo dejas solo mientras vas al trabajo. Cada vez que regresas a casa, lo saludas alegremente con muchas caricias, elogios y atención. Dado que, por lo menos inicialmente, mantienes un horario regular, el perro empieza a anticipar estas interacciones.
Pero claro, no importa lo regular que sea su rutina, llegará un día en que regresarás a casa tarde. Dado que los perros tienen un buen sentido del tiempo, tu cachorro empezará a ponerse nervioso y a preocuparse. Puede que se imagine el sonido de tus pasos o tu llegada pero, cuando esto no sucede, se vuelve ansioso. Aquí es cuando se acerca al libro que estás leyendo, a tus zapatillas o al control remoto del televisor, que siempre usas. Si él no puede tenerte, por lo menos puede tener tu olor y el sabor asociado con los aceites y el sudor de tu cuerpo. Así el perro olfatea, prueba y, al final, mastica el objeto para acercarse a tu presencia.
Finalmente, tú llegas a casa, sólo que esta vez no habrá un final feliz. El cachorro te ve y, en un acto de inocencia, te saluda rutinariamente, tal vez añadiendo un componente casi histérico debido al descanso que siente al verte. Tú te unes al saludo pues esta muestra de amor es reconfortante (eso es hasta que ves cómo quedó el libro que estabas leyendo, tus zapatillas o el control remoto del televisor). Comprensiblemente, a esta escena le sigue otra donde tú tienes una reacción de frustración, como gritar o llevártelo hasta donde se encuentran los restos del objeto que él mordió.
Sin embargo, es poco probable que el cachorro comprenda la situación pues su mente sólo puede concentrarse en tu llegada a casa. Si en este momento el cachorro chilla y trata de escapar es porque está aterrorizado, ya que la persona a la que él busca cada vez que se siente incómodo es ahora la que está en contra de él. Además, dado que el castigo no se asocia con el impulso de morder cosas, el perro no puede hacer ninguna conexión con el comportamiento.
Así, cuando te vas de casa, tu perro, de manera impulsiva, buscará objetos que lo reconforten y se pondrá cada vez más ansioso cuando se dé cuenta de que está a punto de irte. Si este patrón se repite, el perro puede desarrollar ansiedad ante tu llegada, lo cual se añade a la ansiedad que siente con tu ausencia. Una de las consecuencias posibles es el problema de orinar por sumisión. El cachorro buscará mucho más tu compañía cuando estés en casa pues necesita la seguridad y tranquilidad que le da el interactuar contigo. Cuando respondes, esto hace que te extrañe mucho más cuando no estás, y este ciclo en el que el perro se consuela con actos destructivos contra tu propiedad, seguido de castigos seguramente cada vez más severos, continuará.
Fuente: Entiende a tu perro
Por: Stanley Coren y Sarah Hodgson
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