Cada lunes de octubre veremos la serie "Síndrome del perro que se orina" debido a problemas de ansiedad. Si tu querido can ha pasado por esto, esta serie de entradas te servirá de mucha ayuda.
La escena es no poco común. Llegas a casa, o llega un visitante o te encuentras con alguien en la calle, y cuando intentan saludar a tu perro, lo ves agachándose en el suelo y notas que orina algunas gotas o que está sobre un charco de orines. Este comportamiento basado en la ansiedad no es un problema de adiestramiento: es una señal de que algo en la situación está estimulando en tu perro sentimientos extremos de preocupación. Los expertos denominan este problema orinar por sumisión.
Como muchos otros comportamientos del perro, puedes rastrear el origen de este problema en los sucesos experimentados por él con el resto de la camada. Los cachorros muy jóvenes necesitan ser estimulados por los lamidos y los empujones de su madre para poder orinar o defecar. Si el cachorro no responde lo suficientemente rápido, la madre puede darle un pequeño golpe en el área de los genitales para así empezar a mover las cosas. Los chillidos del cachorro indican que esta acción es desagradable para él. Después, cuando el cachorro es mayor y tiene la vista bien desarrollada, la madre sólo tiene que mirarlo como si fuera a empezar el ritual de siempre y, automáticamente, el cachorro hace sus necesidades. Este paso le ahorra tiempo a la madre (como también le evita al cachorro la incomodidad de los empujones) y prepara a los cachorros para seguirla afuera cuando necesiten ir al baño.
Psicológicamente, los cachorros aprenden de forma temprana a responder a una mirada o a un gesto dominante orinando por sumisión. A medida que maduran, aprenden a controlar este comportamiento y, dependiendo de sus experiencias, puede que nunca vuelva a aparecer durante la madurez. Sin embargo, en casos de estrés severo (lo cual varía, dependiendo del temperamento y de las experiencias del perro), el orinar por sumisión puede ocurrir y convertirse en un problema para el dueño del perro.
Fuente: Entiende a tu perro
Por: Stanley Coren y Sarah Hodgson
Continúa en El síndrome del perro que se orina. Parte II
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